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Formentera en bicicleta

Con tan solo 18 kilómetros en total de punta a punta, la isla de Formentera es el pequeño paraíso de las Baleares, un referente en cuanto a turismo ecológico, sostenible y, sobre todo, de calidad. Su territorio, que mantiene viva la belleza y la esencia del Mediterráneo, permite disfrutar de un ambiente de calma, de la naturaleza en estado puro y del paisaje virgen de sus paradisíacas playas de aguas turquesa y arena blanca, que se extienden por todo el litoral de la isla. Pero Formentera no son solo playas, el interior de la isla guarda el secreto de esa vida antigua y profunda, que se siente al adentrarse por los viejos caminos escoltados por paredes de piedra seca.

No es casualidad que Formentera sea la isla de las bicicletas. La vida es simple en la isla y se puede llegar a todo en bicicleta. En una semana, toda la isla puede ser explorada a fondo por el ávido empujador de pedal, solo tienes que decidir por dónde empezar. No importa en qué dirección vayas, porque todos los caminos de Formentera conducen a algo hermoso, algo interesante, algo que vale la pena.

Hay casi tantos kilómetros por vías verdes que por carretera con una red de carriles reservados especialmente a ellas. Existe el denominado circuito verde que permite al cicloturista recorrer las principales zonas de interés paisajístico de la isla prácticamente sin pedalear sobre asfalto. El sinfín de antiguos caminos rurales ha sido transformado, con una eficaz señalización, en el circuito de 32 rutas verdes de las cuales 30 son ciclables.

Una vez llegas al puerto de La Savina, podrás encontrar varias tiendas de alquiler de bicicletas. Será solo cuestión de ponerse un casco y dirigirse a los pueblos de Sant Francesc, Sant Ferran o Es Pujols, para alojarse en alguno de sus hoteles y establecer el campamento base y desde ahí recorrer los muchos kilómetros de senderos para bicicletas  existentes.

Ruta del Estany Pudent

Para aquellos que quieren tomarse las cosas con calma o andar en bicicleta con niños, un paseo bastante nivelado alrededor de la laguna de Pudent, o Estany Pudent, es una excursión interesante de un día, conocida también como la laguna de los flamencos. Con un tiempo de aproximadamente 2 horas y media para recorrer el circuito, la tierra y los senderos pavimentados llevan a los ciclistas a lo largo de la costa de la laguna. Sus aguas son tranquilas y serenas, y en la mayoría de los días reflejan las nubes mientras cruzan los cielos o la puesta de sol en un desfile de color naranja y coral. Esta también es una buena pista para observar aves acuáticas y admirar la arquitectura rural.

Ruta del Estany d´Es Peix

Se toma la ruta verde nº 4 en dirección a Can Marroig pasando por Ses Escoles. Al cabo de unos 3 kilómetros, el asfalto va dejando paso a caminos de tierra que bordean los campos salpicados de higueras gigantes, algarrobos y viejos molinos de sal. Al llegar al Estany d´Es Peix, se bordea la laguna, lugar ideal para observar a las muchas gaviotas, garzas y chorlitos, sobre un melancólico horizonte de salinas. El camino termina en la playa Caló de s´Oli. Desde aquí se puede ir caminando hasta la Punta de Sa Pedrera. Se continúa por el camino pedregoso que al poco tiempo termina en el paso de Sa Boca, el cual separa la laguna del mar. Lugar ideal para ver cómo el sol se esconde por la silueta del islote de Es Vedrà. 

Ruta a La Mola por Es Caló

La Mola, la única montaña de la isla, es el destino ideal para quienes buscan una experiencia extrema. De buena mañana, se sale de Sant Francesc dirección a Sant Ferran tomando el camino nº 16 que va paralelo a la carretera. 

Una vez en Sant Ferran se coge el camino nº 21 rumbo a la playa de Cala En Baster, situada en el interior de una bahía en forma de “u”. Como si fuera un anfiteatro, desde lo alto del acantilado se pueden ver cómo desde las aguas emergen rudimentarias vigas de madera para deslizar los llauds (barcas tradicionales) hasta las grutas que hacen de embarcadero.

Se sigue rumbo sur hasta que el camino se cruza con el sendero nº 15, el cual se adentra en la Formentera más rural. Casas de campo, higueras centenarias a cuya sombra se cobijan cabras y ovejas y una serpenteante línea de marès (muretes de piedra seca) que guía hacia la pintoresca localidad de Es Caló, donde sus espectaculares calas de arena y roca conservan un aspecto salvaje. Las terrazas del minúsculo puerto pesquero invitan a reponer fuerzas mientras se admira la paleta de aguas verde azules consideradas las más puras y cristalinas del Mediterráneo.

Desde Es Caló parte el sendero nº 25 que lleva al Pilar de la Mola. La subida por carretera requiere un esfuerzo considerable, ya que es el punto más alto de la isla y donde se encuentra el faro conocido como “El Faro de Julio Verne”.

A diferencia del resto de la isla, La Mola está cubierta de potentes pinos que emiten un aroma deliciosamente pesado.

Si la subida no te deja sin aliento, la vista desde La Mola sí lo hará. Desde aquí, Formentera se exhibe revelando las dos costas de la isla a la vez, una vista bastante impresionante.

Si la bicicleta de montaña es tu fuerte, puedes probar ir hasta La Mola por la antigua calzada romana, o de Sa Pujada, que se aferra a los acantilados. Aunque no es recomendable hacerlo en bicicleta, merece la pena hacerlo caminando para contemplar las mejores vistas de Formentera.

Ruta al Faro de Barbaria

El sendero nº 10 parte desde Sant Francesc y lleva directo hasta el Cabo de Barbaria, en el extremo sur de la isla. Los últimos 3 kilómetros, donde el camino y el asfalto se hacen uno, aparece un paisaje lunar del que emerge el Faro de Barbaria. Su silueta ha pasado a formar parte del imaginario colectivo desde que protagonizase, junto a Paz Vega en moto, el cartel de la película “Lucía y el sexo”.

Además de observar una puesta de sol mágica, merece la pena visitar la Cova Foradada, una agujero en la tierra que conduce a una galería subterránea con un balcón sobre el acantilado.

Contemplar la puesta de sol es un ritual muy difundido en Formentera y Cala Saona es uno de los “santuarios” más populares. Dejando atrás el famoso faro y a través del sendero nº 9 se llega a esta espectacular playa de arena blanca finísima. Cala Saona se encuentra en el interior de una bahía delimitada a ambos lados por acantilados de rocas rojizas. Éstas, cuando el sol se despide con sus últimos rayos, adquieren un color rojo incandescente que al contrastar con el intenso azul del cielo permite admirar un paisaje de postal.

Ruta de la Savina a Ses Illetes

La ruta conduce a las más espectaculares y famosas playas de la isla: Ses Illetes y Levante, que están situadas a ambos lados de una larga lengua de arena.

Desde el puerto de La Savina se toma el sendero nº 1 que lleva a la paradisíaca playa de Ses Illetes. Por el camino hasta la Cala d´En Borràs se puede observar el sistema de dunas salpicado de pinos y sabinas que garantizan la apreciada sombra en la época estival.

Es Molí d´Es Carregador, uno de los cuatro molinos de viento que hay en Formentera, marca el inicio de Ses Illetes. Desde aquí, se convierte en una alargada lengua de dunas y arena que muere en Es Pas, donde uno puede recrearse en el enfrentamiento de las corrientes de agua que separan Formentera de su islote mayor, s’Espalmador. Se puede llegar caminando tras una larga travesía y cruzar a nado, o caminando si la corriente no es muy fuerte, pero la forma más cómoda siempre es en barco. Espalmador es la isla desierta que siempre hemos soñado, salvaje y deshabitada que representa el espíritu lúdico de una Formentera que irradia magnetismo en estado puro.